El lenguaje de las matemáticas permite entender muchas facetas de la realidad en la que nos movemos. Existen otras tantas dimensiones, descubiertas ya por las matemáticas, que el ser humano no es capaz de percibir en la realidad y no sabemos si será capaz de hacerlo en algún momento futuro.
Son muchos los científicos y literatos que han manifestado públicamente la idea generalizada y ya manifestada por Galileo Galilei: "Las matemáticas son el lenguaje con el que Dios creó el universo".
La historia de la humanidad está plagada de encuentros y desencuentros entre la religión y las matemáticas, madre de todas las ciencias. Esa inseparable convivencia histórica, matemáticas - religión, ha quedado reflejada en innumerables obras de arte: obras musicales, esculturas, arquitectura de las catedrales, ...
En el Vaticano podemos encontrar obras de arte de numerosísimos artistas europeos de todos los tiempos, Botticelli, Rodin, Van Gogh, Gaugin, Miguel Ángel o incluso el español Pablo Picasso entre otros. Es tan grande la importancia de la matemática en la historia de la humanidad que incluso en los museos vaticanos podemos encontrar representaciones de grandes matemáticos, como podemos apreciar en las dos imágenes que acompañan a esta entrada y que debemos agradecer a Mónica Ferré.
Las dos imágenes son fragmentos de la misma obra, La Escuela de Atenas, realizada por el pintor italiano Rafael Sanzio en los albores del siglo XVI. En la primera de ellas podemos apreciar a Pitágoras escribiendo apuntes en un libro, mientras otros personajes, que podríamos intuir alumnos de la escuela pitagórica, admiran a su maestro. En la segunda imagen se puede ver a un personaje que realiza diseños con un compás. Se trata del matemático Euclides rodeado también de algunos de sus alumnos.
En esta obra, R. Sanzio quizo dejar constancia de la importancia de las matemáticas a la vez que ofrecía su propio homenaje a los artistas de la época. Entre otras tantas representaciones, la cara de Pitágoras es un retrato de Leonardo Da Vinci, el gran artista del Renacimiento y precursor de algunos descubrimientos matemáticos importantes. Así mismo, la cara de Euclides corresponde a la de Donato Bramante, pintor y arquitecto que trabajó también en las obras de la basílica de San Pedro.
Sin duda, estas dos imágenes nos llevan a una época en la que la cultura, el arte, la ciencia y la religión se desarrollaron conjuntamente para producir el mayor legado que la humanidad hasta nuestros días.
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