LOS NÚMEROS PRIMOS TOMAN LA DELANTERA

La solución a una conjetura formulada por el matemático húngaro Paul Erdös hace 80 años, corona un año y medio de extraordinarios avances en el estudio de los números primos. 

Quienes se dedican al estudio de los números primos conocen bien los límites de las predicciones matemáticas e incluso sobre la predicción de solución de los grandes problemas de las matemáticas. Ni los más optimistas se habrían atrevido a imaginar los progresos espectaculares que ha vivido esta disciplina en el último año y medio, desde que el matemático de origen chino Yitang Zhang anunciara, en la primavera de 2013, que existen infinitos pares de números primos a distancia acotada. Como explica Andrew Granville, de la Universidad de Montreal, su generación creció con la idea de que "esas preguntas eternas siempre estarían allí”, pero los avances recientes han hecho que los jóvenes que se inician hoy en día en la teoría de números “sientan que todo es posible”. Entre ellos destaca James Maynard (nacido en 1987), que, al poco de defender su tesis doctoral, sorprendió de nuevo a la comunidad matemática con una impresionante mejora de los resultados de Zhang, que bien merece el guiño borgiano de “autor del teorema del año”.



Una de las particularidades de la teoría “clásica” de números, respecto a otras áreas de las matemáticas, es que muchos de sus problemas admiten un enunciado elemental, por muy difícil que pueda resultar su solución. Cuando, pongamos, un geómetra algebraico intenta explicar sus investigaciones, el primer obstáculo al que se enfrenta es que su objeto mismo de estudio es el fruto de un largo proceso de abstracción. Los teoremas de Zhang y Maynard tratan, sin embargo, de los números que utilizamos a diario para contar; en concreto, de los números primos, aquellos únicamente divisibles por uno y por sí mismos. Por ejemplo, 2, 3, 5, 163 o 27644437 son primos, pero 15 (divisible por 3 y 5) no lo es, ni tampoco ningún número par mayor que 2. Podríamos llamarlos “ladrillos básicos de la aritmética”, pues cualquier otro número se obtiene multiplicando primos.

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